¿Cómo encontrarme a mí mismo?
¿Quién soy, a dónde me estoy dirigiendo? Parecen preguntas sencillas de contestar. Todos creen conocerse, pero ignoran pensamiento y acciones que surgen de forma automática, imperceptibles por el mismo individuo. Es natural sentir angustia al carecer de una respuesta a estas incógnitas. El ser humano vive en un constante crecimiento; madurando hasta niveles indefinidos.
La vida se basa en la acumulación de experiencia. Malas o buenas, poseen un significado que potencia el desarrollo del individuo. En cierto punto, surgen dudas que amenazan las creencias e ideas que se adoptaron en la niñez. ¿Me gusta lo que hago, cuáles son mis ambiciones, soy bueno en algo, esto es lo mejor que merezco? Son incógnitas que ilustran el umbral de una conciencia superior.
Encontrarse corresponde a un arduo proceso. La persistencia y confianza es sustancial. La vida siempre colocará obstáculos, todo hombre tiene que saber enfrentarse a ellos.

¿Por qué es importante el autoconocimiento?
El autoconocimiento fomenta las bases para crear una autoestima firme. Desarrolla la capacidad para manipular las propias emociones, alterar los pensamientos o enfocarse en cumplir objetivos. Es el pilar de toda persona para construir el éxito profesional y personal. Contemplan su potencial, cualidades y fortalezas. También debilidades y defectos. Se instruyen en el arte de jugar con sus imperfecciones; emplearlas como impulso para aumentar su personalidad.
Una meta que desafíe sus límites es semejante al análisis interior; un viaje a lo profundo del hombre. Ver sus demonios y apreciar su grandeza. Comprender las acciones, pensamientos, fortalezas, talentos, sentimientos, debilidades y limitaciones.
El aprendizaje facilita el autocontrol: Permite prevenir y descubrir maneras de pensar, actuar, interactuar, sentir o percibir a fines de trabajar en la persona que se quiere llegar a ser y modificar varios ámbitos de su vida. Salud, finanzas y relaciones, por ejemplo. Acoger un estilo de vida depende del individuo; de conocer y explotar sus cualidades.
El pánico surge al inicio de una nueva etapa transcendental. Entrañarse a lo desconocido y contactar con el abismo que reside en cada uno produce un cambio de perspectiva extremista. Muchos le huyen, escapando de lo grandioso. Una minoría, lo acepta y siguen indagando. Desarrollan una fuerte intriga hacia la naturaleza y la vida. Pero son juzgados por quienes consideran la libertad y amor propio inadmisible.
Toma un tiempo a sola: Reflexionar sobre la vida es crucial. ¿Cuáles son las metas que se han conseguido, relaciones, lujos o empleo? El corazón y los pensamientos por separado pueden contradecirse, pero juntos forman una brújula para todos los aventurados. No existe otra persona a parte del propio individuo para determinar su camino.
Muchas situaciones se sobreponen a la fuerza humana, pero la vanidad prevalece en la especie. Pedir ayuda no es un símbolo de debilidad. Hasta los hombres de éxito han buscado el aporte en sus semejantes. Un amigo, por ejemplo, llega a ser un gran empuje para retomar el camino. La solución está presente, pero a veces se precisa de un grupo para verla.
A fin de responder a toda incógnita existencial. Hay que contestar primero: ¿Quién era, de dónde vengo? Cuando se pierde contacto con la parte infantil; sueños, esperanzas, deseos, entusiasmo y creatividad. Hay que conectarse con uno mismo.
Se aconseja realizar alguna actividad que se ame, comer un platillo favorito o pasear junto a una persona de confianza. Reír, llorar, hablar, gritar, saltar o correr. Cualquier cosa que remueva viejos sentimientos, sin importar su pequeñez. Plantar una flor, por ejemplo; puede traer grandes resultados a la salud mental.
Esperar debilita y consiente la dependencia: Cuando no se está ganando poder, se pierde. El hombre necesita estar en constante movimiento; a su vez, precisa de un ardiente deseo por el cual trabajar. No existen las cosas correctas, personas adecuadas o situaciones indicadas, el optimista crea su propio destino.
Muchos siguen esperando que sus conflictos se solucionen por arte de magia, dejando que el tiempo pase tras un televisor, juntas o vicios. La persona que posee resiliencia no deja que otros tomen el control de su zona de influencia. Se concentra en lo que puede cambiar y cómo hacerlo, no en aquello que sale de su dominio. Buscar una razón por la cual vivir depende de cada uno, no de un estímulo exterior.
¿Qué se recomienda para acrecentar el autodescubrimiento?

Prestar mayor atención al instinto. Ignorar los sentimientos provoca confusión, ansiedad y depresión a través de los años. Obedecer a los padres al elegir una carrera, pareja o amistades; es perjudicial hasta cierto punto.
Cuando se muestran muy dominantes, con una actitud ajena a la situación. Amenazar para estudiar una doctrina solo por “tradición familiar”, por ejemplo. Es una actitud irracional cuyos efectos perjudican al individuo cuando ejerce. Adoptar la forma de vivir, trabajar, consumir, etc., de otras personas, ignorando los instintos propios; manifiesta un secuestro mental auto-infligido.
Transforma la realidad depende de hacer o no, lo que la voz interna expresa. El foco de atención se dirige a rasgos que van más allá del entorno. El autoconocimiento destierra un gran porcentaje de los males físicos, económicos, sociales y psicológicos.
En la era actual no es un lujo comprenderse y atenderse, sino una obligación de cada quién, como ser humano, aprender a valorarse, respetarse y amarse. El amor propio no es egoísta, al contrario, mejora ciertas cualidades y áreas sociales.
Aumenta la empatía: Existen diversas formas de entender al mundo. Conocer los gustos propios ayuda a comprender que esta perspectiva varía en cada persona. Permite explorar nuevos métodos para actuar en la sociedad, conocer la personalidad y carácter de los demás o las consecuencias de cada acto.
Dejar de ser impulsivo: Las decisiones precipitadas son producto de la carente gestión emocional. Una persona triste se somete a docenas de experiencias sin significado alguno para vanagloriarse en segundos o minutos de “felicidad”.
La alegría provoca que acepten situaciones sin pensar en los riesgos a largo, mediado o corto plazo, ya sea por parecer agradable o porque apetecía ayudar a un amigo. No poseer el afecto de otros conlleva a decisiones drásticas. El suicidio, por ejemplo, es más probable en personas con un nivel de inmadurez elevado para enfrentar los conflictos.
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